La Asociación Española de la Carretera (AEC), que audita el estado de las infraestructuras viarias cada dos años, ha concluido que la inversión para la conservación de las carreteras está en déficit. La inversión ha bajado un 5,7% en dos años. Este déficit afecta tanto a las carreteras competencia del Estado como a las que gestionan las Comunidades Autónomas y las Diputaciones Forestales.
Según el informe de la AEC, se necesitan alrededor de 7.500 millones de euros para arreglar todas las carreteras que se han visto afectadas por esta disminución de la inversión.
Desde 2009 hasta 2019, la red dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha visto sus recursos destinados a conservación y seguridad vial mermados en un 76%.
Es por esto que de los 100.000 kilómetros auditados por la AEC, 10.000 kilómetros presentan deterioros graves; es decir, 1 de cada 10 km. Los daños más frecuentes en estas carreteras son: grietas en las rodadas, deformaciones, agrietamientos gruesos, roderas, desintegraciones y grietas erráticas. Estos deterioros se encuentran en más de un 50% de la superficie del pavimento y afectan a la comodidad, eficiencia y seguridad de la circulación.
El estudio ha presentado que no solo hay que arreglar los daños de las carreteras, también hay que renovar más de 370.000 señales de código (más del 70% con el reflectante caducado) y volver a pintar las marcas viales en 38.000 km.
Sin embargo, no todo son malas noticias. Las barreras y balizamientos se mantienen o mejoran ligeramente desde el anterior análisis.
La AEC ha señalado que las carreteras presentan la peor nota en 20 años, con una calificación de su estado de ‘’deficiente’’.
Para mejorar el estado de las carreteras, la Asociación Española de la Carretera apuesta por un modelo de financiación para las infraestructuras viarias basado en tres fuentes: presupuestos públicos, fondos europeos y pago de un peaje.